Las empresas cercanas a las mezquitas destacan el civismo de sus usuarios

JOAN MORALES | 30/07/2012 diaridetarragona.com

La última oración del día suele hacerse en la calle por el calor y la falta de espacio. Después, los fieles limpian la zona La convivencia entre los cientos de musulmanes que cada día se acercan a rezar a las dos mezquitas de Reus -en los polígonos Granja Vila y Mas Ferrer- y los empresarios que tienen allí sus negocios se está desarrollando con total normalidad, diez días después del inicio del ramadán, el mes sagrado para la comunidad musulmana. La masificación de fieles a determinadas horas de la jornada -especialmente durante la última oración del día- era un tema que preocupaba, a priori, a algunos de estos empresarios, quienes temían que al día siguiente pudiesen encontrarse el entorno de sus negocios lleno de suciedad. Pero, nada más lejos de la realidad. Los usuarios de las dos mezquitas, concienciados de que son mirados con lupa por gran parte de la ciudadanía, se han organizado para intentar responder y mantener la zona limpia.

Un empresario de la calle Forners, en el polígono Mas Ferrer, explicaba ayer al Diari que «cuando llegamos por la mañana no nos encontramos ni una colilla en el suelo». En términos idénticos se expresa el dueño de otro negocio de la calle Tolerància, en el polígono Granja Vila, quien remarca que «está todo limpio y limpian la calle con agua». Se da la circunstancia de que la última oración de la jornada, sobre las once de la noche, es la más multitudinaria, especialmente los viernes y sábados. El calor (el ramadán ha caído este año en pleno verano) y la falta de espacio provoca que los fieles opten por rezar en la calle, donde extienden sus alfombras y oran mirando hacia la Meca. Farid, vicepresidente de la Comunidad Musulmana de Reus que regenta la mezquita del polígono Granja Vila, asegura «en esta última oración del día, tal vez cabríamos dentro, pero estaríamos muy estrechos. Además hace mucho calor, por eso preferimos ponernos en la calle. Además, a esa hora no hay circulación y no molestamos a nadie». Los empresarios de la calle Tolerància coinciden plenamente con la afirmación de Farid y comentan que «no molestan nada. Incluso se pasan de respetuosos. Vienen a rezar por la noche, cuando nosotros no estamos, y durante el día, que es cuando estamos trabajando, hay muy poco movimiento en la mezquita, por lo que no tenemos ningún problema para aparcar ni para desarrollar nuestra actividad». En el caso de la mezquita del polígono Mas Ferrer, el buen ‘rollo’ entre musulmanes y los empresarios vecinos ha llegado hasta tal punto que, incluso, «me han pedido si les podía ceder un lateral de mi nave para que las mujeres pudiese rezar allí y estuviesen cerca de la mezquita», comenta un empresario, quien añade que «les he dicho que sí, porque no nos están molestando para nada y su actitud está siendo muy correcta». Dar ejemplo Farid, como vicepresidente de la Comunidad Musulmana de Reus, tiene muy claro que «nosotros somos los primeros interesados en dar ejemplo y demostrar que la convivencia puede ser buena». Comer de noche Teniendo en cuenta que durante el Ramadán los musulmanes no pueden comer nada hasta que no se pone el sol, las dos mezquitas son utilizadas por algunos fieles con pocos recursos para echarse algo de comida a la boca antes de la última oración del día. Según Farid, la mayoría de musulmanes «come en casa cuando ya se ha hecho de noche y después viene a rezar a la mezquita, pero hay algunos que no tienen para comer y nosotros les ayudamos». Es por ello que a mediodía es habitual que en las inmediaciones del templo pueda olerse el aroma de la comida que están cocinando para cuando llegue la noche y puedan comer. A pesar de que el polígono Granja Vila no tiene cerca ninguna vivienda, la Comunidad Musulmana de Reus también intenta que la megafonía utilizada durante las oraciones nocturnas no esté demasiado alta «para no molestar a nadie», concluye Farid.