La división de la comunidad islámica dificulta la búsqueda de un nuevo espacio para rezar tras la clausura del templo.
La historia de la principal mezquita de Lleida, clausurada por exceder el aforo, va camino de convertirse en el cuento del templo de los enredos. Las versiones dentro de la comunidad islámica son dispares y esa falta de unidad está pasando factura a aquellos fieles que sólo aspiran a disponer de un lugar digno para el rezo. Además, despista a las autoridades municipales que buscan una salida al problema.
El último ejemplo de esa dispersión lo protagonizó ayer Mourad el Boudouhi, presidente de la Asociación Watani para la Libertad y la Justicia, que a mediodía se presentó en la Paeria para entregar un documento en el que se solicita apoyo municipal para la construcción de una nueva mezquita en una antigua hípica (en el barrio de Cappont) ocupada hasta hace muy poco tiempo por un asentamiento gitano. Mourad aseguró que antes de dar ese paso había hablado con el imán de la mezquita del Nord, Abdelwahab Houzi, y la junta directiva del templo. "Están todos de acuerdo", dijo Mourad.
Pero esa afirmación fue desmentida minutos después por el propio Houzi. "Este señor ni ha hablado con nosotros, ni representa a nadie", afirmó el imán. El líder religioso volvió a dejar claro que las decisiones sobre la ubicación de una nueva mezquita –en caso de que el cierre decretado por la Paeria fuese definitivo– se van a tomar desde la junta directiva de la comunidad religiosa. La principal preocupación de los responsables del templo pasa a estas horas por encontrar un lugar para los rezos. La próxima semana ya no podrán ocupar el espacio público (en los Camps Elisis) donde oraron ayer y estos últimos días, después de que la mezquita fuese precintada, por segunda vez en dos meses, por la Guardia Urbana. Esas instalaciones municipales estarán ocupadas las próximas semanas por las paradas de la Fira de Sant Miquel.El imán avanzó ayer que este fin de semana buscarán un nuevo lugar provisional para los rezos, sin revelar más detalles. Sobre el espacio de la antigua hípica, propuesto por la asociación Watani, no dijo ni una palabra. La Paeria, ha planteado, por su parte, la posibilidad de instalar una carpa en el solar cedido por el Ayuntamiento hace tres años –en el polígono industrial– para levantar ahí una nueva mezquita. Esa ubicación no agrada ahora, sin embargo, a los líderes del templo, que aseguran, además, no disponer de financiación para esas obras.Y en medio de todo este enredo, sin que se atisbe una solución concreta al conflicto, choca el anuncio hecho también ayer por Mourad el Boudouhi, quien aseguró que su asociación ya ha contactado con los gobiernos de Marruecos y Arabia Saudí para conseguir fondos. Desde la mezquita se asegura que tampoco se tiene constancia de esas conversaciones. Pero la cosa no acaba aquí. Otras asociaciones musulmanas, como Atlas, abogan por una tercera vía: "Crear nuevos centros de culto que sean dirigidos por líderes más dialogantes y menos radicales".
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