No exageró el nuevo obispo, Demetrio Fernández, al recordar durante su reciente toma de posesión que en la Catedral no se podía permitir el rezo compartido. No se trató de una afirmación gratuita, sino necesaria a tenor de los hechos que se vivieron ayer en el templo diocesano sobre las seis de la tarde.
Un grupo de 118 turistas de nacionalidad austriaca, procedentes de Málaga y de credo musulmán, compraron sus entradas para acceder a la antigua Mezquita y, al poco, comenzaron a rezar en una de las naves del interior del edificio religioso dirigidos por uno de ellos que hacía de imán. Los vigilantes privados del templo les llamaron la atención y les conminaron a dejar de orar, ya que sólo está permitido si se sigue el rito católico.
Guardias lesionados
Los turistas no hicieron caso a las advertencias de los guardias jurado y, ocho de ellos, se enfrentaron a los vigilantes, primero de palabra y, al momento, físicamente, de tal modo que se produjo un forcejeo y dos de los guardias de seguridad resultaron heridos, tal y como detalló ayer el Obispado a través de una nota de prensa. Uno de los turistas esgrimió un cuchillo, por lo que los responsables de la seguridad del recinto sagrado llamaron a la Policía Nacional, que acudió a los pocos minutos y desalojó a los visitantes empeñados en rezarle a Alá.
Fuentes de la Policía informaron a Efe que este grupo de turistas había planeado esta acción, ya que contaban con distintos «walkie-talkies» para estar conectados entre sí y entraron por diferentes puertas del templo. La evacuación de los turistas no fue pacífica.
En plena Semana Santa
Un agente de la Policía Nacional resultó herido leve a consecuencia de una patada que le propinó uno de los alborotadores y, además, fue precisa la detención de dos de los organizadores de la oración prohibida, según informaron a ABC fuentes de citado cuerpo de seguridad del Estado.
No es la primera vez que la Catedral se convierte en escenario de situaciones tensas por la insistencia de ciertos colectivos islámicos de rezar en su interior, pero quizás lo más significativo es que ahora ha acontecido en plena Semana Santa. Pocos minutos después de la intervención de la Policía Nacional pasaba junto a la Catedral la procesión de la cofradía de El Perdón y, ya por la noche, las puerta del templo matriz se abrían para que penetrara en él el cortejo de Pasión.
El Obispado, a través del comunicado a los medios de comunicación por la noche, subrayó que «deploramos el daño [que actos como éstos] pueden hacer a la imagen de nuestra ciudad, y a la cotidiana y pacífica convivencia de sus ciudadanos y visitantes».
La autoridad eclesiástica dejó claro «que este incidente puntual no representa la genuina identidad musulmana, pues son muchos los que mantienen actitudes de respeto y de diálogo con la Iglesia Católica». El Obispado recordó que el ex obispo Juan José Asenjo ya escribió en diciembre de 2006 que «el uso compartido de la Catedral por católicos y musulmanes no contribuiría a la convivencia pacífica de los diferentes credos».
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