La comunidad islámica española cree que, con las medidas para vetar el burka, se está magnificando un asunto residual. Riay Tatary, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide), opina que la iniciativa belga, país que ayer dio el primer paso para prohibir esa prenda, es una maniobra política. "Es una cuestión electoral para ganar votos de la extrema derecha. Y lo mismo ocurre en Francia", dice. Mansur Escudero, presidente de la Junta Islámica de España, es de la misma opinión. "Es una respuesta política para un problema irrelevante. Se está exagerando el tema, creando un problema que no es problema", asegura.
Ambos sostienen que el uso de prendas como el niqab o el burka, que cubren por completo a la mujer, apenas está extendido en Europa. Hay muy pocos casos. En España, por ejemplo, no se conoce. "No está ni siquiera extendido en el mundo islámico. El burka es una prenda más bien local de una parte de Afganistán, y se basa en algo no totalmente religioso", explica Tatary. Este cree que lo que está sucediendo en Bélgica y Francia es un grave error. "Rompe la red de convivencia que se está construyendo. Una red de convivencia establecida sobre las bases del respeto. Especialmente del respeto a la libertad religiosa. Un derecho íntimo y fundamental de las personas", explica. "La decisión de llevar esta prenda es de cada mujer. Una decisión que puede ser personal o religiosa. No entiendo por qué el Estado tiene que regularlo", dice Escudero.
Identificación personal
Escudero y Tatary, presidentes de las dos mayores organizaciones islámicas de España, están de acuerdo con el argumento del Consejo de Estado francés, que hace dos días consideraba anticonstitucional la prohibición del burka. Vetarlo, dijo el organismo, atentaría contra la libertad de las mujeres de vestir como quieran. "Limitar los derechos siempre es malo para todos. Cuando filtramos los derechos a través de un embudo implica restringir", dice.
Tatary, que confía en que las iniciativas que veten el burka o el niqab no salgan adelante, sí está de acuerdo con el argumento empleado en Bélgica para promover la medida: que las personas deben ser perfectamente identificadas por la cara. Pero lo ve de manera distinta. "Para eso ya existen los documentos de identificación (DNI, pasaporte) en los que las personas salen con el rostro descubierto. Y si se requiere para su identificación, las mujeres pueden desprenderse del burka", dice.
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