domingo, 1 de noviembre de 2009

El miedo al Islam está muy arraigado en nuestra sociedad

LA VANGUARDIA:ES
La directora de la Mostra de Cine Àrab i Mediterrani asegura que hay que romper con la premisa 'musulmán es igual a terrorista'
De joven llegó a la conclusión de que era posible cambiar las cosas que no le gustaba del mundo. Así es como Txell Bragulat entró a formar parte de la ONG Sodepau que fomenta el diálogo entre occidente y el mundo árabe. Desde hace tres años, la activista ha dirigido la Mostra de Cine Àrab y Mediterrani de Catalunya. El proyecto cultural nació en 2006 como una iniciativa independiente para usar el cine como herramienta de conocimiento para favorecer la convivencia entre los pueblos mediterráneos y para romper con los estereotipos en torno al mundo árabe. Según la activista, "los países árabes están geográficamente y culturalmente muy cerca" y continua, "hemos de recuperar nuestra mediterraneidad en vez de darle la espalda como hemos hecho siempre."
¿Cuál es la gran aportación de esta muestra?
Nos regala una visión real de ese mundo. Y digo real porque estamos acostumbrados a tener información sobre estos países a través de intérpretes de Occidente, de miradas externas. Pocas veces hablan ellos mismos. Es un mundo muy desconocido…
Un mundo que nos despierta miedo y que está lleno de estereotipos. Por ejemplo, las mujeres no van siempre a remolque de los hombres como creemos, sino que también tienen un papel en la sociedad y se implican en la lucha día a día. También queremos romper con la ecuación de: musulmán igual a terrorista.
Después de tres años de la Mostra, ¿de qué manera ha ayudado a cambiar la mentalidad de los catalanes?
Existe una tendencia a que se maticen más los temas. Aún hay discursos islamófobos, sobre todo a nivel social y de los medios de comunicación pero, poco a poco, algunos sectores de la población cambian su visión porque comparten el día a día con gente musulmana. El miedo al Islam está muy arraigado en nuestra sociedad y no se cambiará en dos días pero la tendencia es buena.
En la India el Bollywood, ¿y en los países árabes?
En cada país es diferente. Lo único que comparten es que el cine es un gran desconocido. En el Líbano, por ejemplo, estos últimos 30 años las películas han hablado de la guerra. El cine egipcio, en cambio, tiene una larga tradición y es la industria árabe más potente. Ha creado escuela y ha sido un referente para el resto.
La Mostra trae muchas películas de denuncia, ¿cómo consiguen salir a la luz en estados tan totalitarios?
Depende del país puede ser muy complicado. Este año tenemos como país invitado a Siria porque los cineastas tienen muchos problemas para realizar las películas debido a la represión. Las películas se alargan muchos años porque han de negociar con la censura cada plano y secuencia que hacen. El cine sirio casi nunca puede proyectarse en su propio país por eso hemos querido invitarle, para que tenga un lugar de promoción. Queremos homenajear a unos directores que hacen su trabajo como pueden, sorteando la censura y que, muchas veces, sus películas nunca ven la luz.
¿Por qué han incorporado la novedad de invitar a un país cada año?
Para romper con la visión monolítica que se tiene del mundo árabe. Cada país tiene su propia personalidad y queremos profundizar más en las distintas realidades.
¿Cómo eligen las películas?
Proyectamos cine comprometido, pero no sólo de denuncia, sino que se cuestione sobre el ser humano, sobre la historia, sobra las condiciones actuales y que pueda aportar elementos para el futuro. Un cine que estilísticamente es innovador y atrevido. La mayoría de cineastas árabes conocidos han estudiado fuera…
Es difícil conseguir formación de calidad en los países de origen aunque está cambiando poco a poco. En algunos países se han ido creando escuelas, como es el caso del Líbano o Marruecos. Este último está en auge de creación cinematográfica y el estado se ha comprometido mucho.
¿Por qué motivo la muestra se hace en Sant Feliu?
Porque el CineBaix es un modelo de cine diferente que comparte nuestra filosofía. La asociación CineBaix surgió de la lucha de la ciudad de Sant Feliu para evitar que cerrasen la sala Guinart, que representaba un referente cultural. El ayuntamiento compró el cine y cedió la gestión a una asociación. Así es como nace CineBaix.

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